lunes, 25 de febrero de 2013

APRENDER A DECIR NO


“Pensar y actuar por uno mismo es el núcleo de la cultura europea, y eso exige enfrentarse al poder”

“…… Así como se enseña a obedecer, también hay que hacerlo a llevar la contraria. Decir no por propio convencimiento no es una virtud con la que nacemos, sino, después de millones de años en que no se diferenciaba la opinión del individuo de la del grupo, un logro tardío de nuestra cultura. Inculcar a los niños que no se replica a los padres, a los maestros, a las personas mayores es lo propio de la sociedad estamental premoderna; en nuestra cultura moderna europea, al contrario, no solo hay que responder a todas las preguntas sin frenar la curiosidad infantil, sino formarlos de tal forma que la capacidad de disentir crezca con los años. Educar consiste en formar personas preguntonas y respondonas, libres del temor autoritario de que para no tener líos, más vale callar.
Nos decimos europeos, pero en educación, en otros campos sí, todavía no nos hemos instalado en la modernidad. Nuestro sistema educativo sigue basado en que los educandos acepten todo lo que diga el maestro, sin derecho a replicar y, por tanto, sin el menor interés en preguntar. Siempre me ha admirado la paciencia con que en la escuela, los institutos y las universidades los alumnos aguantan el monólogo del profesor, insulso o brillante, qué más da. Aprender a obedecer sin preguntar configura el meollo de una sociedad estamental en la que domina la nobleza latifundista, al amparo de una Iglesia también latifundista.
La crisis ha puesto en evidencia lo que muchos llevamos repitiendo durante decenios, que mientras no cambie de raíz la educación, pasando de la obediencia pasiva que obliga a aprender lo que nos echen a una que se base en preguntar por aquello que de verdad importe al alumno, nuestro desarrollo cultural, social y económico seguirá levantado sobre pies de barro. A estas alturas no vale ya sacarse pretextos para ocultar el hecho de que nuestro sistema educativo es el principal responsable de la cifra inaudita de paro juvenil.
Junto con la democracia, la España nacional destruyó en 1936 la Institución Libre de Enseñanza, la única asociación que desde el liberalismo decimonónico había surgido para modernizar la educación, con el objetivo de integrarnos culturalmente en Europa. En 1982 volvimos a perder tal vez la última oportunidad de un cambio educativo en dirección a Europa…….
…… Con la crisis, los españoles empezamos a ser conscientes de que los que nos separa de Europa es, en primer lugar, un desfase cultural. Claro que por doquier quedan restos de la cultura premoderna tradicional, pero en España son demasiado y sumamente importantes. En la educación es dónde el desfase es más visible, tanto más escandaloso según se ascienda de la enseñanza primaria a la universitaria.
Muchos son los que desde hace tiempo han caído en la cuenta de que el problema central de España es la educación, pero también en que es el más difícil de abordar por las muchas implicaciones, familiares, sociales, ideológicas y políticas, que conlleva. Me temo que seguiremos con la noria legislativa, dictando normas y más normas, siempre provisionales, sin enfrentarnos al verdadero problema de por fin educar a decir no.”

Ignacio Sotelo. El País. Martes 12 de febrero.




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