jueves, 6 de septiembre de 2012

DIARIO DE UNA YURTA

La yurta en el Espacio Educativo La Oropéndola

Felices por tener una lugar para nuestro Espacio Educativo, pero consciente de que necesitábamos más espacio para realizar con fluidez las diferentes actividades que pretendíamos, nos dimos a la búsqueda de moradas nómadas, es decir, que se pudieran trasladar con poco esfuerzo; pensamos en tipis indios, jaimas saharauis, pero finalmente nada nos convencía. 
O era muy caro o muy oscuro, en fin, que no satisfacía plenamente a todos los miembros de la Asamblea Oropendolera.


Montando la yurta en La Oropéndola


Pero cuando le comentamos a nuestros amigos Susana y Javi, que conocen bien El Portús, que necesitábamos un espacio alternativo para ampliar nuestra humilde  escuelita, nos recomendaron ...... ¡¡¡¡¡que viésemos una yurta de segunda mano que se anunciaba en carteles por allí!!!!! ..........


¡¡Que felicidad!! .... y qué oportunos!!!.  La idea nos  gustó  bastante a todos pues lo que habíamos visto hasta ahora: jaimas con un precio desorbitado, carpas de boda marroquíes bastante horteras o que no cumplían unas mínimas condiciones de habitabilidad y buen gusto, y otras cosas por el estilo, … no nos habían convencido en absoluto. 

Montando la yurta en La Oropéndola

Los chicos de La Oropéndola la prueban
Para este proyecto de ampliación a base de recursos nómadas contamos con una mecenas sin igual, nuestra hada madrina "la tía Pilar", que es quien nos la regalaba. 

Así que nos armamos de valor y una comisión sin nada de vergüenza (entiéndase la frase con el mejor de los sentidos), nos acercamos al pueblo nudista con unos  cuantos kilos de sardinas para comer con nuestros amigos anfitriones y un buen remolque para cargar la yurta.





La compra no pudo ser más emocionante. Julie y Ross, originales de País de Gales y dueños de la yurta que se vendía, viven en una de las mismas dimensiones en el Camping del Portús, y de forma permanente. Julie nos enseñó primero la suya y nos explicó, en su idioma natal, las diferencias y similitudes con la del anuncio. El espacio nos encantó a todos, pero todavía quedaba ver en qué condiciones se encontraba. 

Nos la desplegó entera y vimos que  estaba bastante sucia y con unos cuantos rotos, pero todo ello se podía solucionar fácilmente. ¡¡Rotos y suciedad a nosotros!!!  Era enorme y no le faltaba de nada.  

Y por fin llegó el momento de negociar; le explicamos para qué la necesitábamos y a Julie le gustó tanto nuestro proyecto que nos rebajó bastante del precio inicial, lo que hizo que nos decidiéramos aún más por este espacio circular y mágico, 

Al parecer esta yurta que comprábamos ya venía enseñada, su anterior ubicación nómada fue estar 5 años en mitad de los verdes espacipos galeses, albergando en su interior a grupos realizando sesiones de yoga, masajes y meditación. En definitiva, como nos decía Julie “ esta yurta que nos llevábamos había sido un lugar sagrado para ellos” y dentro de muy poco,… lo sería también para nosotros. A continuación podemos ver cómo la yurta disfruta con las nuevas actividades que la vida nómada le ha regalado:


 















lunes, 3 de septiembre de 2012

3 DE SEPTIEMBRE DE 2012



Hola equipo, o debería decir EQUIPAZO!!! 


Hoy, 3 de septiembre de 2012, es el día en el que se ha materializado el proyecto-sueño que venimos creando desde la navidad pasada, aquella Navidad del año 2011. 
Este tiempo ha sido como un embarazo, puesto que estamos en el mes noveno desde el inicio de la gestación de este proyecto: aquel día, en aquel parque cerca del teatro de Pupa-Clown , donde Carmen y Rafa tanteaban a los garruchaleros a ver qué les parecía la creación de una escuela en "el barrio". Pues ahí estamos, en la foto de la derecha, en abril, cuando al fin decidimos ubicar la escuela en el Carril de Los Limoneros, en una casa que aún estaba por terminar (como se puede ver en la foto de abajo), situada en medio de unos cuantos limonero con falta de cariño; pero, tanto la casa como los árboles, parecían estar esperándonos.





Desde el momento en que decidimos que crear una escuela no era un sueño descabellado, una fiebre pasajera de nuestros deseos, un gran equipo, o más bien debería decir un pequeño equipo de grandes personas, nos pusimos a trabajar para crear. Para crear todo aquello que es necesario en una escuela, trabajando en la construcción de ese lugar en donde cada mañana dejas a tus hijos y en el que confías para que los acoja y los cuide con amor, sabiduría, cariño y respeto. Como se puede ver, la empresa no fue fácil en ningún aspecto, pero tuvimos el aliento de nuestras pequeñas criaturas, que parece que siempre desearon que les hiciéramos un espacio así.




Tuvimos que reunirnos muchas veces para crear el andamiaje que sostuviera el sueño: un proyecto educativo que hubo que consensuar, la elección y diseño del lugar físico en dónde materializar el proyecto, la elección de las personas que serían el eje de las actividades lúdicas y educativas que queríamos hacer. Mucho, mucho tiempo dando forma como escultores, cada uno con su herramienta, a esa creación tan grande que  es una escuela libre. Nos constituimos como Asociación, creamos nuestra urdimbre legal, y comenzamos a creer en nuestro sueño.






Elegimos un primer lugar para ubicarnos y no surgió de ahí nuestra escuela, pero no nos deprimimos por ello, y ahí continuamos en la brecha día a día, reunión a reunión, idea a idea, trabajando y sonriendo al futuro que vislumbrábamos: el Espacio Educativo La Oropéndola.



Y así esperando y esperando, buscando y confiando, de pronto, apareció la que sería la casa de La Oropéndola. Pequeña, pero suficiente. Con mucho trabajo, pero nosotros también éramos muchos ya. La energía positiva de este proyecto, con mucho trabajo duro, con mucha obra por hacer, con mucho árbol que cuidar y que plantar y con muchas cosas que vestir en el interior de la casa, fue sumando día a día más manos, más mentes y más corazones dispuestos a crear desde la colaboración y la participación activa.




Cada uno con lo que sabía, todos hemos puesto nuestro grano de arena!!!!

Y pasado el tiempo, puliendo, limando el sueño y a nosotros mismos, quitando asperezas por aquí y añadiendo sonrisas y energía positiva por allá, llegó el día de empezar a funcionar. Llegó hoy, el 3 de septiembre de 2012, y cuando he dejado a mi hija Alba en La Oropéndola lucía un sol radiante, el aire  era limpio y, por fin algo fresquito y el cielo no podía ser más azul. Ana y Sergio, los "maestricos" brillaban también de emoción, y han sonreído felices al recibir a la primera niña "con su mochila de escuela", porque Alba quería llevar ahí sus pequeñas cosas.


Este día de hoy, en el que La Oropéndola ha echado a volar, ha sido realmente emocionante. Y en el correr de esta mañana, en la que algo bueno y grande, muy grande, ha sucedido en nuestro pequeño mundo garruchalero, sigo teniendo todavía viva esa sensación en mi piel.

Dos día después, el 5 de septiembre de 2012, aquí están los pequeños por los que hemos juntado nuestras energías y las hemos llevado hasta La Oropéndola.







Enhorabuena a todos los que seguimos siendo parte de proyecto ahora, y a los que estuvieron y se fueron, pero nos apoyan en la distancia: Carmen y Rafa, Chussa y Javi, Ana y Sergio, Flor y David, Pilar y Angel, Alicia y Ana, Viky y Luis, Olaya y Jan, Manolo y Eli, Dani y Pablo, Joy y Pablo, Marta y Cuco, Esther y Emilio, Carol y Carlos, Guille y yo, la Mó. Y por supuesto a nuestra madrina Pilar Candela "La Pili".

Ha sido un trabajo de equipo constante que ha generado mucha energía positiva, y que sigue dando mucho a los pequeños que lo viven día a día.